Bosques sobre el eje cársico central.

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Bosques sobre el eje cársico central.

Los bosques de la Ciénaga de Zapata se extienden como un cinturón por todo el centro de la península y por el Este de la Bahía de Cochinos hasta las cercanías de la Bahía de Jagua.

En algunas zonas, este macizo boscoso crece sobre una franja de carso relativamente más elevada hacia el centro y más baja hacia los bordes. Estas leves diferencias de altura determinan que unas áreas se inunden con frecuencia y que otras no reciban directamente el efecto de las inundaciones.

En las zonas cercanas a los herbazales de ciénaga, aparece una franja de bosque de ciénaga, conformada por especies que pueden vivir sobre suelos inundados gran parte del tiempo, entre ellos, Júcaro de Ciénaga (Bucida palustris), Júcaro Negro (Bucida buseras), Roble Blanco (Tabebuia angustata), Majagua (Taliparites elatus), Ocuje (Calophyllum antillanum), Guano Cana (Sabal marítima), Palma Real (Roystonea regia), Bagá (Annona glabra), Icaco (Chrysobalanus icaco) y Arraigan (Myrica cerifera). Estas especies, a su vez, sirven de sustrato para otras que aprovechan la humedad del ambiente como Curujeyes (Tillandsia fasciculata), (T. balbisiana), (T. flexuosa), Guajaca (T. usneoides), Angelitos (Tolumnia variegata) y Orquídeas de diversos géneros, Encyclia, Prostechaea, entre otros.

En la medida que el carso se eleva con respecto a los pantanos, va ocurriendo una transición donde son más frecuentes especies que crecen sobre suelos temporalmente inundados por corto tiempo como, Guao de Costa (Metopium brownei), Guano Cana (Sabal marítima), Caoba Antillana (Swietenia mahagoni), Yaba (Andira inermis), hasta aparecer árboles, palmas altas y arbustos de especies que viven en suelos donde generalmente no ocurren inundaciones como Soplillo (Lysiloma latisiliquum), Almácigo (Burcera simaruba), Ceiba (Ceiba pentandra), Baría (Gerscanthus gerascanthoides), Palma Real (Roystonea regia), Cana Jata (Sabal japa), Cedro (Cedrela odorata), Aguedita (Picramnia pentandra), Raíz de China (Smilax domingensis) y Bejuco Leñatero (Gouania lupuloides).

Al Sur de los bosques de la península (Ciénaga Occidental), emerge la zona conocida como Campanario; donde podemos ver inmensas lajas de piedras colocadas con tal desorden que sólo pudieron ser removidas por poderosos sismos. Este nombre tan peculiar está dado por el fino sonido de campanas que escuchan los caminantes cuando sus pasos mueven las lajas de piedra más finas, haciéndolas chocar unas con otras.

En el Campanario la vegetación conforma un matorral abierto (plantas arbustivas y dispersas), con arbolitos de apariencia enana, siendo común la presencia de orquídeas y curujeyes en la base de los troncos y el suelo.

En los lugares donde disminuye la altura del Campanario y se ha formado una fina capa de suelo por la acumulación de materia orgánica, es muy frecuente encontrar bosquecitos dispersos de Júcaro Espinoso (Bucida molinetii) cuyos árboles, tallados por la naturaleza, nos recuerdan a los bonsáis con alturas que no sobrepasan los 50 cm.

Las áreas boscosas cercanas a la costa desde el Este de la Bahía de Cochinos hasta las la Bahía de Jagua, donde el carso alcanza varios metros sobre el nivel del mar, se caracterizan por tener plantas resistentes a la escasez de agua y nutrientes, los vientos marinos y las partículas de sal que en ellos se desplazan; formándose así la vegetación xerofítica, con predominio de plantas con hojas más o menos pequeñas, gruesas y con espinas, típica de zonas semidesérticas. Tanto donde aparece la Uva Caleta como franja protectora de la zona costera, como donde la vegetación es baja y achaparrada, muchos árboles tienen sus ramas inclinadas en la dirección del viento, fenómeno este que se conoce como “efecto bandera”, y da una apariencia peculiar a estos paisajes.

Los ecosistemas y paisajes de Zapata son tan complejos y variados en cuanto a composición y estructura, que poseen sitios idóneos para el refugio, alimentación y reproducción de muchas especies de la fauna.