Un nirvana para la fauna.
En el espectro de ecosistemas y paisajes de Zapata, gran diversidad de especies de animales y plantas encontraron las más disímiles zonas de vida y algunos, con el paso de miles y miles de años, han sufrido adaptaciones que los han diferenciado de sus congéneres, convirtiéndolos en endémicos que sólo podemos encontrar en este lugar del planeta.
En la Ciénaga de Zapata tienen poblaciones la mayoría de las aves que viven en el archipiélago cubano, o que, durante las migraciones, viajan por el corredor de la Costa Atlántica en busca de zonas de alimentación y refugio. Es el área del Caribe con mayor cantidad de endémicos de la avifauna y se pueden encontrar aquí, cerca de 260 especies que utilizan los diferentes ecosistemas y hábitat de vida que la naturaleza ofrece.
En los herbazales de ciénaga hay una gran diversidad de aves acuáticas y habitan dos especies de aves endémicas locales: la Ferminia (Ferminia cerverai) y la Gallinuela de Santo Tomás (Cianolimnas cerverai). Estas aves están restringidas a los ecosistemas de herbazales de Ciénaga de Zapata donde son muy cautelosas y se escabullen entre las cortaderas con el silencio y la agilidad de los ratones, lo que las convierte en un reto para los biólogos y observadores de aves de todo el mundo.El Cabrerito de la Ciénaga (Torreornis inexpectata inexpectata) y el Mayito de Ciénaga (Agelaius assimilis) también tienen importantes poblaciones en los ecosistemas de herbazal.
En las áreas con grandes extensiones de sabana habita la Grulla Cubana (Grus canadensis nesiotes), subespecie endémica amenazada que escoge áreas abiertas para vivir porque necesitan impulsarse antes de emprender el vuelo debido a su gran tamaño y peso.
Las aves de bosque son muy llamativas por sus cantos, por la combinación de colores que muestran sus plumajes o por sus conductas de vida; aunque estas aves son abundantes en todas las zonas de bosque resulta más fácil apreciarlas en el Refugio de Fauna Bermeja, área de fácil acceso donde es evidente, en un espacio relativamente pequeño, la transición de los bosques hasta llegar a la zona de pantano y la diversidad de especies vegetales favorece la convivencia de muchas especies de ave.
En las marismas de La Salina el espectáculo es único entre los meses de octubre a marzo cuandollegan a residir y convivir grandes bandos de aves acuáticas que vienen huyendo de los crudos inviernos del Norte y encuentran un lugar ideal para alimentarse y descansar. Durante estos meses se concentran en esta área cerca de 100 especies de aves acuáticas que, con sus delicados colores, sus variadas conductas de alimentación y sus diferentes estilos de vuelo adornan el paisaje.
Otras especies de la fauna tienen poblaciones importantes para el humedal, por su tamaño y representatividad, valor genético, o por su valor económico.Con la llegada de las lluvias millones de cangrejos de tierra salen de sus cuevas y comienzan su extraordinaria migración, desde los bosques hacia el mar, para reproducirse. Estos animales se alimentan de hierbas, residuos vegetales, y hasta de carroña, y viven en madrigueras dentro del carso o en oquedades que hacen en la tierra, por lo que son como pequeños arados que ayudan a oxigenar los suelos. En nuestros bosques viven el Cangrejo rojo (Gecarcinos ruricola) que no es consumido por su elevada toxicidad, y el Cangrejo blanco (Cardisoma guanhumi), especie considerada vulnerable por lo Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que es un alimento predilecto para los pobladores locales.
El Alacrán Cubano (Rophalurus junceus) de cuyo veneno se extrae un producto bioterapéutico de efectos antitumorales, y el endémico local (Heteronebo bermudezi), que generalmente se refugian debajo de las piedras, en la hojarazca o en la corteza de los árboles más viejos, también son abundantes en los bosques.
En la Ciénaga se han descrito unas 30 especies de peces de agua dulce siendo el Manjuarí (Atractosteus tristoechus) y la Biajaca Criolla (Nadopsis tetracanthus) los más valiosos desde el punto de vista genético y ecológico, y también porque durante muchos años han formado parte de la dieta de los pobladores locales
En los cenotes o cuevas inundadas vive una fauna peculiar destacándose por su singularidad los denominados Peces Ciegos (Lucifuga subterraneus poey) y (Lucifuga dentatusy) que viven en la total oscuridad; los camarones del género Typhatia, y la nueva especie de crustáceo (Speleonectes gironensis) registrada recientemente en una cueva inundada cercana a Playa Girón.
De los insectos no se conoce mucho debido a que han sido poco estudiados, en esta ciénaga, pero se han descrito unas cuatro especies de escarabajos terrestres, una hormiga arbórea y varias libélulas endémicas.
Los anfibios y reptiles son un eslabón básico para del equilibrio de los ecosistemas al ser controladores primarios de invertebrados y servir de alimento a muchas aves, algunas de ellas endémicas, y a otros reptiles. Dentro de este grupo son carismáticos el Cocodrilo Cubano (Crocodylus rhombifer) especie endémica de Cuba considerada la especie de cocodrilos con mayor riesgo de extinción por tener una distribución restringida, que tiene en Zapata la única población natural existente; el Chipojo Verde (Anolis luteogularis), el Chipojo Ceniciento (Chamaleolis chamaleonides) y el Majá de Santa María (Epicrates angulifer) que habita en los huecos de los árboles, en los troncos y en cuevas.
Son muy carismáticos también: la Salamanquita (Sphaerodactylus richardi) que se refugia bajo la hojarasca, en pencas de palma y en piedras cercanas a las costas, y el Sapo de Girón (Peltophryne florentinoi) que habita en el bosque sobre las rocas de diente de perro pudiéndose encontrar con frecuencia en patios y jardines de las casas en el asentamiento Playa Girón, la Iguana Cubana (Cyclura nubila) y el Perrito de Costa (Leiocephalus carinatus).
Los mamíferos están representados en Zapata por varias especies, las jutías, Jutía Enana (Mesocapromys nanus), Jutía Carabalí (Capromys prehensilis) y la Jutía Conga (Capromys pilorides) que han sido parte importante de la dieta de los pobladores desde la etapa aborigen, y el inofensivo y atractivo Manatí (Trichechus manatus manatus) que es una especie amenazada.
